domingo, 7 de diciembre de 2014

EL ARTE DE SABER HABLAR


Ésta nueva era del siglo XXI, ha traído consigo múltiples cambios que facilitan nuestra vida diaria, creando avance o estancándonos según como manejemos éstos procesos.  Hace décadas, ¿quién iba a imaginar que la combinación perfecta de productos químicos, físicos con un poco de ingenio e imaginación, darían como resultado, la solución a las inquietudes de aquel entonces?  Una serie de descubrimientos como la carreta, el telégrafo, y muchos otros que han sido perfeccionados en la actualidad, pero que en su apogeo, fueron el boom que cambió nuestra vida por completo.
Los medios de comunicación, no le son indiferente a estos procesos, pues encarnamos día a día, los resultados que ha traído consigo el pasar de los años, y nos ha hecho presa de la globalización ante las nuevas formas de comunicar.
Pese a nuevos procesos y transformaciones, las funciones de un locutor y locutora, deben ir perfeccionándose día a día, con la finalidad de crear una audiencia fiel, conscientizándolos, promoviendo cultura y cambio para el desarrollo social. Pero no es fácil la tarea que asume un locutor o locutora al ponerse al frente de un micrófono y hablar un sinfín de palabras que posiblemente a nadie le interese. La verdadera esencia, radica en la capacidad; y digo capacidad porque ésta puede ser trabajada y adquirida por quien lo desee; para transmitir lo que otros medios no proporcionan, porque bien pueden llegar nuevos inventos y desplazar a la radio, sin embargo, la radio se convierte en el instrumento por el cual un locutor y la audiencia, se involucran, se enamoran, viven, crean, se transforman y viajan juntos a un nuevo mundo, conjugando de la manera más plena e intensa, los factores que nos llevarían a lo intangible de la vida, la voz y el oído, quienes combinados de la manera más estratégica, deslumbran y nos llevan al viaje de ojos cerrados, poniendo en práctica: Nuestra creatividad, imaginación y habilidad.
La necesidad del hombre por comunicarse, los obligó a trabajar en una serie de inventos para facilitar su desarrollo, tal como el telégrafo, que permitía la comunicación a distancia de una manera rápida y eficaz, pero sin voz. Posteriormente el descubrimiento del teléfono permitió el envío de mensajes sonoros con la limitante que tanto el emisor como receptor deberían estar unidos mediante cables para realizar éste proceso. Éste logro fue posible antes de 1876 originándose de ésta manera la transmisión de voz humana de forma masiva.
Sin embargo, el ser humano, nunca deja su inquietud por mejorar los servicios que tiene, así que siguió realizando investigaciones acerca de cómo lograr una comunicación a distancia que tuviera características menos limitantes.
La superación a estos problemas empezó a ser posible con una serie de descubrimientos que llegaron a concebir lo que tenemos actualmente. Fue hasta la invención de la Radio por Alexander Lee en 1907; tal como la conocemos ahora, sin distancias ni tiempo, sin cables ni claves, sonido puro, energía irradiara en todas direcciones; que se ha logrado dar inicio al proceso comunicativo a distancia si la necesidad de un cara a cara entre emisor y receptor.
Aunque es difícil de comprender de manera correcta al término de radio o radiofusión, son conceptos bastantes completos que podemos describir como un conjunto de dispositivos para transmitir a distancia la voz y música, haciéndolas así accesibles a las personas. Para realizar esto  se requiere de un proceso que consiste en una serie de transformaciones de ondas de señales de ruido originales en otro tipo de oscilaciones para que pueda enviarse la señal a distancia.
Así como la radio, surgieron nuevas formas de comunicar, tal es el caso de la Televisión, desde sus inicios provocó gran impacto, por su contenido sonoro y además las imágenes que la acompañaban consigo. Éste nuevo medio, era prometedor ante la sociedad, sin embargo, la particularidad de la radio, no se dejaba desplazar y existía aún mucha gente que la prefería.
Aunque la radio, es uno de los medios de comunicación con más cobertura y sintonía, ¿acaso tiene los días contados? No. El proceso de cambios que se vivió en éstos medios de comunicación, no desplazó para nada a la radio, como bien lo dijo Rafael Roncagliolo: “Los medios de comunicación no se suplantan, si no se reacomodan”. Tal como sucedió en éste caso, así como existían personas interesadas en ver la televisión, las imágenes en movimiento acompañada de ritmos sonoros, existían también una gran cantidad de personas fascinadas por el arte de la imaginación, del todo posible, de lo inmortal, lo real e irreal, pues la radio, no sólo traía una nueva manera de comunicar, informar o educar, trajo consigo una nueva forma de pensar, de idealizar, imaginar lo inimaginable, creer lo increíble, ver lo invisible, y dar una nueva versión de la realidad según su capacidad imaginativa desarrollado al compás de la musicalidad y palabreo que proporcionaba la radio.
La radio es un medio muy económico. Y no solamente para quienes la disfrutan escuchando, sino también para aquéllos que la producen. Por esta razón, hacer radio resulta una excelente estrategia a la hora de difundir información, cultura y educación.

De acuerdo con el tipo de comunidad a la que se dirige y, según las circunstancias, la radio puede cumplir diversas funciones:

Vivimos con la idea de una radio con las funciones ya mencionadas. Pero este medio se ha convertido en el más fiel compañero de la persona en sus labores diarios, tanto que actualmente le hemos atribuido nuevas funciones, como el de representar a la ciudadanía, pues desde décadas pasadas, tanto la radio como otros medios, han sido puente de riqueza para muchos personajes. Éste otorga valor, importancia y credibilidad de lo que se transmite, y distintos personajes y organizaciones no han hecho más que aprovecharse de este recurso para obtener beneficios políticos con intereses de lucro, y esto ha conllevado a una distorsión del verdadero objetivo radial, poniendo en tela de juicio todo lo que se emite en ella, y obligando a los oyentes a crear y emplear nuevos recursos de comunicación, desplazando poco a poco, aquella caja color plata o negra que tan útil es para nuestro desarrollo.
En lo que quiero centrarme, aunque no soy locutora, es en la personalidad que debe destacar y primar para lograr los objetivos. Era preciso recalcar la historia y funciones de la radio, su evolución en éste siglo XXI, conocer el pasado para llegar al presente, y hablar sobre el tema al que llamaré: “El arte de saber hablar”.
La verdadera comunicación no comienza hablando, si no escuchando. La principal condición de un buen comunicador es saber escuchar. Aquí radica la habilidad del locutor o locutora para saber llegar a su público, involucrarse en su vida, en sus problemas, en sus preocupaciones, en sus gustos y preferencias. Un locutor o locutora debe buscar la manera de hacerse parte del público y saber cómo llegar a él. Debe existir una conjugación perfecta de lo que es la voz humana, los juegos de efectos naturales, los que brinda el ambiente, que acompañarán y darán realce a lo expuesto, y por último, la voz del corazón, la intensión, los sentimientos que juntos lucharán por captar y enamorar al oyente.
¿Qué debemos hablar? Pues es una pregunta fácil de responder. Hablemos lo que el público objetivo quiere escuchar. Hablar lo que puedan entender, lo que puedan relacionar a su vida diaria, a su trabajo, a su familia, de ésta manera se le involucra en éste juego comunicativo.
Es preciso recordar que no todos manejamos el mismo código lingüístico, compartimos diferentes culturas, conocimientos, aprendizajes, por lo tanto, el locutor o la locutora, deberá estudiar previamente a su público, e involucrarse en su vida diaria para luego con firmeza y seguridad, saber qué decir y captar su atención, no aburrir ni empalagar, si no, maravillar y envolver  al mundo de la imaginación al que nos lleva la radio.
Puedo afirmar también, que la personalidad influye mucho en los procesos interpersonales, la alegría, el entusiasmo, el optimismo, el carisma, han sido la clave del éxito de muchas personas para lograr su sueño, y el Perú, es uno de los ejemplos, en los que la personalidad, ha primado.
Muchas veces he criticado lo que es para mí, suerte de principiante. Hablo de aquellas personas que sin haber tenido estudios universitarios, han logrado alcanzar grandes puestos de trabajo, y especificaré el medio televisivo y radial, personajes que con contar con atributos físicos, han logrado posicionarse en el medio.
Todo se lo atribuyo al tema de personalidad, estética en el comportamiento, a una irradiante sonrisa, la postura perfecta y el trato más cortés para lograr objetivos personales y laborales.

Cada locutor y locutora, debe manejar una particularidad, algo que los identifique de los demás, pero todos, deben compartir las mismos objetivos, el objetivo de embellecer la mente del auditorio, invitándole a viajar a través de la voz, de los sonidos transmitidos por la naturaleza, el sonido de su corazón, de sus sentimientos, logrando de ésta manera, captar su atención, y con ésta estrategia, implantar poco a poco el cambio, la cultura, la transformación hacia un país mejor. Todo es cuestión de saber cómo llegar al público, de olvidarse de los intereses personales y preocuparse por los del pueblo.
Olvidemos los límites, olvidemos la política, implantemos una nueva cultura, convirtámonos todos en parte de la transformación que necesita el Perú, sigamos el ejemplo de las verdaderas radios comunitarias extranjeras, aquellas que velan por construir el desarrollo, crear y hacer valer la democracia, implantar valores, educación, defender los derechos y cumplir las obligaciones. Seamos hoy, toda una unidad transformadora, y sea cual sea el medio, escuchemos, analicemos y cambiemos. Y aunque no seamos locutores o locutoras; pero quizá lo seamos en el futuro: no olvidemos el principal objetivo,  hacernos parte del pueblo cambiar la realidad, siempre juntos.
Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.